Himno a Isis

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domingo, 7 de febrero de 2016

¿Llegó el cambio climático ya al antiguo Egipto?

Se acaba de conocer más información sobre una reina del antiguo Egipto a la que hasta ahora no se conocía y, si el experto que ha realizado el hallazgo está en lo cierto, su descubrimiento permite sacar conclusiones bastante negativas para todo el mundo.
En noviembre de 2015 nos llegaron noticias sobre la tumba de Jentikáus III, reina del Reino Antiguo (aprox. 2649-2150 a.C.). Fue descubierta en una de las necrópolis de Abusir, al sudoeste de El Cairo, y estaba a unos 200 metros de la de su marido, el faraón Neferefra, también conocido como Raneferef, que gobernó Egipto hace unos 4500 años.
El hallazgo arroja luz sobre lo que el director del proyecto de excavación, Miroslav Barta, llama “un agujero negro en la historia del Reino Antiguo”. Aunque algunos grafitos de los muros de su última morada ya habían demostrado que llevaba el título de “reina madre”, hasta ahora no conocíamos gran cosa sobre la gran esposa real de Neferefra.

La tumba de Khentkaus III, una reina de la era del Imperio Antiguo de Egipto, podría guardar una pista sobre un posible desastre, según un egiptólogo.


El equipo, del Instituto Checo de Egiptología, está empezando a abordar la tarea laboriosa de analizar el contenido de la tumba. Barta opina que ello aportará información valiosa sobre una época que no era tan distinta de la nuestra… y que se vio coronada por numerosos desastres.
Junto a los restos humanos, los arqueólogos han encontrado cerámica, artesanía en madera, cobre y los huesos de animales del ágape funerario. Estos objetos, incluida la información antropológica que se extraiga de los huesos humanos, podría darnos datos sobre la vida de la mujer. Barta afirma que, juzgando por ese contenido, el potencial científico del hallazgo es enorme.
La datación por carbono 14 puede contribuir a determinar la edad de la reina a su muerte, si sufría achaques físicos, y, en función del estado de la pelvis, cuántos hijos tuvo. Eso sí, como el cráneo está aplastado (posiblemente por obra de los ladrones de tumbas), será difícil, por no decir imposible, llevar a cabo una reconstrucción facial en 3D.

Vista de la tumba de Jentikáus III desde arriba.


Barta calcula que tardarán dos años en terminar de analizar el contenido de la tumba, pero está convencido de que aportará una cantidad enorme de información nueva a la egiptología. No obstante, ya se atreve a señalar varias semejanzas entre el mundo en que vivió Jentikáus y el de hoy en día.
El estudioso cuenta que aquél fue un momento crucial en el que el Reino Antiguo empezó a enfrentarse a factores negativos de primera magnitud: una cierta democratización, las consecuencias omnipresentes del nepotismo y la presión de los grupos de interés; pero añade que el cambio climático también desempeñó un papel en la caída no sólo de la monarquía egipcia sino también de los demás reinos contemporáneos de Oriente Próximo y Europa occidental.
Sólo dos siglos después de la muerte de la reina madre Jentikáus el Nilo dejó prácticamente de crecer, y el país fue poco menos que devorado por la sequía.
Con ello se llegó al final de la época de los constructores de pirámides: sin una crecida lo suficientemente grande, las cosechas resultaban pobres y lo recaudado por impuestos era insuficiente; sin grandes ingresos por impuestos no se podía sostener el aparato estatal ni preservar la ideología y unidad del Estado.
Barta piensa que el hallazgo no sólo es un eco de la antigüedad sino también una advertencia para el mundo moderno: hay muchos vectores que nos llevan desde el Reino Antiguo hasta nuestro mundo, ya que éste también se enfrenta a numerosos retos tanto endógenos como exógenos. Por eso, cree que una vez más el estudio del pasado permite aprender mucho sobre el presente: solemos suponer que todas las épocas son distintas, que somos distintos de los seres humanos que vivían entonces, pero la realidad, al menos para este estudioso, es que no es así.
¿Significa esto que estemos cerca de caer en un gran desastre? Barta espera que seamos capaces de sacar lecciones del estudio del pasado y corregir nuestro rumbo, destacando que, si entendemos que las catástrofes son una parte inevitable de nuestra realidad, quizás podamos llegar a adoptar las medidas necesarias para evitar algunas de ellas.


El arqueólogo checo Miroslav Barta cree que, entre lo hallado, lo más importante es la cerámica, dada su utilidad para establecer una cronología.




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