Himno a Isis

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domingo, 6 de marzo de 2016

Acceden a una tumba meroítica por primera vez en casi 100 años

La pirámide de la reina Khennuwa en la necrópolis real de Meroe

Por primera vez en prácticamente un siglo, las cámaras funerarias de una pirámide real de Meroe han sido reabiertas para actuaciones de documentación e investigación arqueológica.
La tumba subterránea, construida para la reina Khennuwa en un momento indeterminado de principios del siglo IV a.C., está ubicada a unos seis metros bajo su pirámide.
Las cámaras funerarias estaban decoradas en su integridad con pinturas y con textos jeroglíficos, y gran parte de esa decoración mantiene un buen estado de conservación.
La reapertura se enmarca en un programa de investigación y preservación confiado a un equipo internacional de expertos de la Misión de Catar para las Pirámides del Sudán, cuyo objetivo es la conservación y la profundización en la investigación de más de cien pirámides de los cementerios reales de Meroe.
Cuatro siglos después de que sus antepasados llegaran a gobernar Egipto como “faraones negros” (dinastía XXV), una serie de parejas reales de Meroe creó un imperio enorme al sur de la primera catarata del Nilo, en lo que hoy en día es el Sudán y el Sudán del Sur.
El reino tenía su corazón en la ciudad de Meroe, situada a unos 200 km al norte de la capital del Sudán actual, Jartum. Hasta la caída del reino meroítico en el siglo IV d.C., sus gobernantes se hacían enterrar en necrópolis reales en la montaña, unos pocos kilómetros al este de la propia capital.
La reina Khennuwa fue una de dichos gobernantes, y su enterramiento, que se encuentra en el camino de acceso a esa zona de tumbas, es una de las pirámides más antiguas de las necrópolis. Prueba de la influencia poderosa que seguían ejerciendo las tradiciones son las semejanzas marcadas que tiene la decoración de su tumba con los textos funerarios de la dinastía XXV de Egipto.
La cámara funeraria de la reina Khennuwa ya fue objeto de excavación en 1922 por George Reisner, del Museo de Bellas Artes de Boston. No obstante, Reisner sólo documentó la pirámide y la decoración de su subestructura mediante unas pocas fotografías y copias hechas a mano, que han constituido la única fuente de información con la que los estudiosos han podido contar durante casi un siglo.
Ahora la re-excavación de los restos de la pirámide y la reapertura de las cámaras permitirán que se documente todo de manera exhaustiva y aplicando las tecnologías más modernas, lo cual sentará a su vez las bases para la investigación arqueológica actual y para la que se realice en un futuro. En este caso, en concreto está previsto adoptar medidas de preservación y seguridad estructural para que la tumba de la reina Khennuwa , que reviste gran relevancia histórica, pueda seguir abierta al público.
Las actividades de investigación realizadas recientemente en Meroe forman parte de un programa ambicioso que pretende estudiar, conservar y fomentar el conocimiento de estas necrópolis de pirámides reales, que cuentan con el aval de haber recibido de la UNESCO la declaración de Patrimonio de la Humanidad.
El proyecto ha sido puesto en marcha por la Misión de Catar para las Pirámides del Sudán en colaboración estrecha con las autoridades sudanesas y con el Instituto Arqueológico Alemán de Berlín.
Por su parte, la institución alemana alberga en su archivo los fondos más amplios del mundo en materia de arqueología sudanesa. La digitalización de esos fondos y su transformación en un centro de investigación abierto a través de Internet, auspiciadas también por los cataríes, forman igualmente parte del proyecto.

La cámaras funerarias subterráneas de la reina Khennuwa, en Meroe

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