La exposición ‘Momias. Testigos del pasado’ estará en el Parque de las Ciencias hasta el 10 de enero de 2016. El éxito de la exposición, que ya han visitado más de 400.000 personas desde su inauguración el pasado 24 de octubre, ha impulsado su ampliación unos meses más con nuevas incorporaciones. Se trata de elementos de gran valor que permitirán conocer en mayor profundidad el mundo de las momias y todo lo relacionado con el mismo.
Así, se han sumado piezas singulares datadas en la época grecorromana de Egipto, como instrumental quirúrgico y médico utilizado en el proceso de embalsamamiento. Del mismo periodo es la momia de un niño egipcio que va acompañada de un estudio radiológico en el que se descubren algunas de las causas de su muerte así como otra cabeza de momia; se unen otras piezas de gran interés como la cabeza de un guepardo momificado de entre el 672 y el 332 a.C., también localizada en Egipto o un alabastrón del siglo VII a.C. hallado en la Necrópolis Púnica Laurita de Almuñécar.
Los comisarios de la exposición, el director del Laboratorio de Antropología Forense de la UGR, Miguel Botella; la profesora de la UGR, Inmaculada Alemán, y el director del Área de Ciencias y Educación del Parque de las Ciencias, Javier Medina; han explicado tanto las características y singularidades de las nuevas incorporaciones, como el proceso que hay detrás de las escenas que puede ver en directo el visitante. Y es que la exposición de objetos tan delicados conlleva un arduo proceso que han explicado al detalle los comisarios junto a los conservadores de los museos que prestarán sus piezas hasta enero. Además han permitido que los medios de comunicación y el público presente, en ese momento en las sala, observen su trabajo así como el proceso de depósito e instalación de las nuevas piezas. Habitualmente estos trabajos se realizan a puerta cerrada y el público conoce la pieza a partir de su incorporación a la sala. En esta ocasión se ha querido compartir el proceso y crear un espacio transparente que permita interesarse aún más, por cada una de las piezas que se suman a la muestra y acercar a la sociedad la ciencia y la tecnología que hay detrás de un objeto expuesto en una vitrina.
Instrumental para cortar, agujas para coser, pinzas para la extracción de órganos, espátulas, cucharas para realizar mezclas, pomadas, separadores, punzones, bisturís, estiletes, tubos de drenaje y sonda quirúrgica son los instrumentos que se muestran y que fueron utilizados para las prácticas médicas y funerarias, tal y como explican los expertos. Estos proceden del Museo Bíblico y Oriental de León, al igual que la cabeza de guepardo momificado. Este animal era muy apreciado entre la familia real y altos funcionarios egipcios. Internamente se ha conservado parte de su masa ósea y el vendaje exterior posee restos de cartonaje. La cabeza del felino ha sido reconstruida modelando el hocico, pintando los ojos y reconstruyendo las orejas con lino.
Del Museum Hildesheim de Alemania proceden la momia del niño y la cabeza de momia. De la primera se presenta información científica de interés hallada tras la realización de una tomografía. Con esta técnica se han descubierto muchos aspectos como que el cerebro fue extraído a través de la nariz. Aunque el descubrimiento más destacable es que la extremidad superior derecha fue reconstruida con el peroné de un adulto. Como el hueso era demasiado largo se cortó y se extendió con fardos de lino que recreaban las manos. Esto posiblemente se hizo para compensar u ocultar alguna malformación en el esqueleto. También pudo pasar que el hueso original resultara dañado tras un accidente o como consecuencia del ataque de un depredador, como han especificado los expertos.
A diferencia del brazo, el tórax y el abdomen no presentan ninguna anomalía. Los órganos principales se habían extraído y la cavidad torácica y abdominal había sido embalsamada con fardos de lino, entre otras sustancias.
En cuanto a la cabeza de momia, también se han expuesto algunas de las características que se han podido averiguar gracias a la investigación. Al igual que en la momia de niño, en ésta el cerebro fue extraído por la nariz. Después de la extracción vertieron en el cráneo un líquido resinoso, cuyos restos aún se encuentran en la parte posterior de la cavidad craneal. La dentadura está conservada en su totalidad y en ella se pueden distinguir marcas de desgaste, como es habitual en el caso de adultos jóvenes. Algunas características del cráneo señalan que podría ser de sexo femenino, aunque está todavía sin determinar.
Por su parte, el alabastrón forma parte de la colección del Museo Arqueológico y Etnológico de Granada. Datado en el siglo VII a. C., fue hallado en la tumba 20 de la Necrópolis de Laurita (Almuñécar). Se trata de un conjunto de enterramientos pertenecientes a la élite de los primeros colonos de Sexi. El alabastrón contenía en su interior, entre los restos incinerados, un anillo de bronce y un escarabeo de pasta vítrea verde, perforado.
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