Himno a Isis

Himno a Isis

domingo, 25 de octubre de 2015

Adémicos de la Universidad de Manchester, Reino Unido, calificaron como “imposible” el relato sostenido durante mucho tiempo de que la antigua reina egipcia Cleopatra murió a causa de una mordedura de serpiente.

"The Death of Cleopatra," painted in 1892 by Reginald Arthur.

Los especialistas rechazaron en concreto lo referente a la serpiente que habría estado implicada en la muerte de Cleopatra y de dos de sus doncellas en el mismo momento dentro del palacio de la reina, sin que nadie lo haya notado. En principio, una serpiente (o cobra) venenosa de Egipto habría sido demasiado grande y pesada como para haber podido estar oculta en una canasta de higos, traídos del campo, que fue llevada hasta donde se encontraba la reina.

De acuerdo con Andrew Gray, experto en herpetología, una rama de la zoología que estudia los anfibios y reptiles en el Museo de Manchester, las cobras puede típicamente medir desde 1.5 metros hasta 2.5 metros de largo, “demasiado grandes como para ocultarse fácilmente”. El egiptólogo Joyce Tyldesley refirió que el relato antiguo sobre la muerte de Cleopatra señala que la cobra también mordió y mató a dos de sus doncellas, pero “habría muy poco tiempo para morderlas a las tres”. Además, el veneno de una serpiente provoca la muerte de una persona “muy lentamente”, en todo caso habría sólo una posibilidad del 10 por ciento para que sucediera, pues “la mayoría de mordeduras son secas, no inyectan el veneno”, precisó. “Eso no quiere decir que no son peligrosos: el veneno provoca necrosis y sin duda puede matar, pero muy lentamente. Así que sería imposible usar una serpiente para matar a dos o tres personas, una tras otra, porque las serpientes usan veneno para protegerse y para cazar”, dijo. “Es decir, las serpientes conservan su veneno para utilizarlo en momentos de necesidad”, agregó, citado en reportes de la cadena pública de noticias BBC. Cleopatra está fuertemente asociada con las serpientes, al igual que muchos reyes y reinas del antiguo Egipto. Además, se creía que ella era la encarnación de la diosa Isis y que podía tomar la forma de una serpiente. Tyldesley, quien escribió el libro “Cleopatra: Última reina de Egipto”, afirmó que sólo uno de los aspectos del relato ha demostrado ser correcto: los antiguos egipcios creían que las serpientes eran buenas madres. “Muy pocas serpientes tienen un instinto maternal, sin embargo la cobra es una excepción, protegen el nido hasta que nacen sus hijos”, coincide el doctor Gray. Cleopatra murió a la edad de 39 años y fue una gobernante de Egipto, que se vio envuelta en las luchas de poder dentro del imperio, pero su historia y su muerte se han convertido en parte de la leyenda popular, representada en películas de ficción.

https://egyptmanchester.wordpress.com/2015/10/21/snakes-unlikely-to-have-killed-cleopatra/

El alfabeto más antiguo del que se tenga noticia

Esta lista de palabras creada en el antiguo Egipto durante el siglo XV a.C. es la más antigua que se conoce en la que los vocablos estén ordenados por su sonido inicial, y nos aporta un conocimiento crucial sobre la evolución primitiva de los abecedarios.



Se puede afirmar que el alfabeto más antiguo del que se tiene noticia es una lámina de caliza denominada «ostracón» en la que figura una lista de palabras en la lengua que se hablaba en el Egipto del siglo XV a.C. Los vocablos están ordenados por su sonido inicial y la secuencia a la que obedecen se sigue usando hoy en día. Este descubrimiento, realizado por Ben Haring, de la Universidad de Leiden (Países Bajos), se ha publicado en el número de octubre de la Revista de Estudios de Oriente Próximo (Journal of Near Eastern Studies).

El orden no es como nuestro A-B-C, sino «Halaḥam» (H-L-Ḥ-M), que es al que responden los textos egipcios, el árabe antiguo y el llamado etíope clásico. En el siglo XIII a.C., en Siria ya se usaban tanto los alfabetos de tipo A-B-C como los de tipo H-L-Ḥ-M, como se ha comprobado en las tabletas cuneiformes halladas en Ugarit. Por aquel entonces, en lugar de A-B-C se decía ‘-B-G (es decir, álef-bet-guímel), y ésa es la secuencia que adoptaron los fenicios, que a su vez la transmitieron a los griegos junto con el propio alfabeto. Con los griegos y los latinos, la secuencia se adaptó a sus propios sonidos y alcanzó a la vez mayor difusión.

El ostracón fue encontrado hace más de veinte años por el egiptólogo británico Nigel Strudwick en una tumba cercana a Luxor. No obstante, la traducción del texto se había resistido hasta que llegó el holandés Ben Haring, que lo ha analizado en el marco de un proyecto de investigación centrado en los signos de identificación usados por los antiguos egipcios.

El texto ha resultado ser una lista parcial de palabras escritas en hierático, que era una escritura cursiva que se usó en el antiguo Egipto durante unos 3.000 años. A la izquierda se recogen signos sueltos que deben de ser abreviaturas de las palabras. Es probable que sean nada menos que los sonidos iniciales de cada palabra, con lo que se trataría de signos alfabéticos.

En realidad, ni la escritura hierática ni la jeroglífica de la que derivaba eran sistemas alfabéticos. Con todo, los sistemas egipcios de escritura tuvieron un papel importante en las etapas más primitivas que se conocen del abecedario: en el desierto del Sinaí y en el sur de Egipto se han encontrado inscripciones con signos que se cree son los caracteres alfabéticos más antiguos conocidos hasta la fecha, y curiosamente es evidente que la forma de muchos de esos caracteres derivan de los propios jeroglíficos. La mayoría de esos caracteres alfabéticos todavía no se han podido descifrar. Algunos de ellos también constan en la columna de la izquierda de la lista de vocablos que Haring ha descifrado, así que la lista de este ostracón es un elemento clave en la reconstrucción de la historia más primitiva de nuestros abecedarios.

http://phys.org/news/2015-10-earliest-abecedary.html

La cruda realidad de la vida en el antiguo Egipto: los trabajadores que robaban algo o flojeaban en el trabajo eran castigados brutalmente con lanzas, según prueban sus esqueletos

-Los arqueólogos han identificado “lesiones por fracturas en forma de ranura” en los huesos de cinco hombres-Las heridas de provocaban con lanzas y pueden corresponder a castigos físicos-En los textos de la época se describe el castigo consistente en “cien latigazos y cinco heridas”-Las heridas que se han descubierto en huesos desenterrados en Amarna responden a dicha descripción
Aunque ya se sabía que en ocasiones la vida en el antiguo Egipto era inhumana, ahora un esqueleto ha mostrado el alcance de la violencia que se infligía a las personas.
Ahora, los expertos creen haber hallado la prueba de dichos castigos físicos en los esqueletos de cinco hombres enterrados en un cementerio de las clases bajas de Amarna.
Al parecer las heridas las provocaron lanzas y produjeron “lesiones por fracturas en forma de ranura” en los omóplatos de los individuos.
En su momento los egiptólogos habían dado con castigos recogidos en textos, tales como el llamado “cien latigazos y cinco heridas”, pero no estaba claro si se trataba de la práctica habitual o de incidentes aislados de barbarie extrema.
No está claro si los cinco hombres eran delincuentes o si recibieron el castigo como sanción administrativa, por ejemplo por no trabajar suficiente.
Las marcas dan entender que en Amarna (la ciudad dedicada al dios Atón que se construyó en bloques de piedra hace 3.300 años) la vida para algunos era muy dura.
Ello se ve corroborado por la circunstancia de que los esqueletos también muestren huellas de malnutrición y de dolencias en las articulaciones.
No obstante, pese a la crueldad del castigo, los investigadores creen que quienes lo recibían estaban en condiciones de volver al trabajo relativamente pronto, punto importante en una ciudad centrada en el trabajo en las canteras y la construcción.
Amarna fue la capital durante un periodo corto, en el reinado de Ajenatón (1352-1336 a.C.), y en ella se construyeron con rapidez gran cantidad de palacios y templos enormes por orden del “rey hereje”, por lo que el trabajo de los obreros era especialmente penoso.
Las personas enterradas en el cementerio de las clases bajas sufrían de dolencias en las articulaciones en un porcentaje alto, lo que indica que con frecuencia transportaban cargas pesadas y quizás participaran en la construcción de las grandes edificaciones.
También muestran signos de haber sufrido escorbuto y otros síntomas de malnutrición.
Las autoras del estudio, que se ha publicado en la Revista Internacional de Paleopatología, repararon en las lesiones de los esqueletos hace menos de diez años.
Comprobaron que muy posiblemente fueran provocadas por una persona situada inmediatamente detrás de las víctimas, por lo que no es probable que sean heridas de guerra.
Según el estudio, dadas su situación y morfología y las modificaciones óseas que las rodean, las lesiones encajan con traumatismos producidos por un instrumento agudo, concretamente mediante el apuñalamiento, así que es muy posible que sean consecuencia de castigos físicos consistentes en «golpes secos», seguidos por «heridas abiertas», los cuales, según se constata en la literatura egipcia, se aplicaban como sanción administrativa o penal en un número elevado de situaciones.
Un cuento egipcio narra cómo un hombre fue castigado de esa manera por robar un buey, y un decreto real también describe su uso contra funcionarios que habían supervisado una obra real que no llegó a buen puerto.
No existe la seguridad de si un castigo tan severo existía fuera de Amarna, pero sí se sabe que en otras regiones del reino delitos como robos importantes o la evasión de impuestos se sancionaban con la amputación de miembros o incluso la muerte.
Gretchen Dabbs, de la Universidad del Sur de Illinois, que es una de las autoras del estudio, ha declarado que en Amarna la vida de los egipcios corrientes estaba llena de adversidades, incluidos trabajos penosos y, con frecuencia, carencias en la dieta, añadiendo que es conocido que la existencia en la ciudad era ardua desde un punto de vista material.
Dabbs espera que las incógnitas se aclaren a medida que otros egiptólogos vayan examinando si los esqueletos recuperados en otras partes de Egipto sufrieron heridas parecidas.


Ya se conocía por un grabado el castigo de los “cien latigazos y cinco heridas”, pero hasta ahora no se sabía si un acto tan brutal era práctica habitual. Ahora, los expertos creen haber hallado la prueba de dichos castigos físicos en los esqueletos de cinco hombres enterrados en un cementerio de trabajadores de Amarna.
Al parecer las heridas las provocaron lanzas y produjeron “lesiones por fracturas en forma de ranura” en los omóplatos de los individuos. En esta imagen, una lesión en el omóplato derecho de un individuo. Los agujeritos señalados por las flechas blancas aparecieron después de la muerte a causa de la descomposición.

Pese a la crueldad del castigo, los investigadores creen que quienes lo recibían estaban en condiciones de volver al trabajo relativamente pronto, punto importante en una ciudad centrada en el trabajo en las canteras y la construcción. En la foto de arriba vemos un texto de la época en el que una ilustración muestra cómo se apalea a una persona.

Las marcas dan entender que en Amarna (la ciudad dedicada al dios Atón que se construyó en bloques de piedra hace 3.300 años) la vida para algunos era muy dura. Primer plano de la sección de un hueso.

Lesión vista con Rayos X


http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-3272664/The-grim-reality-life-ancient-Egypt-Scarred-skeletons-reveal-workers-brutally-lashed-SPEARS-stealing-slacking-work.html

domingo, 18 de octubre de 2015

Cuando el sol brilla sobre Ramses


En un esfuerzo por promover el turismo y trabajar en pro de la restauración de monumentos históricos de Nubia, el ministro de Antigüedades Mamdouh al-Damaty puso en marcha el pasado sábado la campaña “Abu Simbel 50”. Esta campaña tiene como objetivo llegar a los turistas tanto de nivel local como internacional a través de eventos continuos, incluyendo una simulación de la elevación de la cara del rey Ramsés II en el templo del faraón en el Alto Egipto, junto con la alineación del sol que se producirá el 21 de octubre.
La campaña se extenderá hasta el 22 de octubre y también incluirá un simposio de una semana de duración titulado “Abu Simbel a los ojos de los artistas.”
La iniciativa, organizada en coordinación con los ministerios de Cultura y Turismo, también llevará a cabo una revisión técnica para garantizar la seguridad del templo durante la restauración, además de promover la investigación y la innovación como medio para un desarrollo integral en Abu Simbel City y la región de Nubia, preservando la identidad del lugar.

http://www.cairoscene.com/Buzz/When-the-sun-shines-on-Ramses-Egypt-s-National-Campaign-to-Restore-Abu-Simbel

Funcionarios acusados ​​de “difundir noticias falsas” sobre la pirámide de Zoser

Un funcionario del Ministerio de Antigüedades fue acusado el pasado domingo por la difusión de “noticias falsas” en 2014 sobre el probable colapso de la pirámide escalonada de Zoser (4.600 años, pirámide escalonada de Sakkara), debido a las obras de restauración que estaban llevando a cabo, de acuerdo con un comunicado de la fiscalía.
Nour Abdel-Samad, departamento de Documentación del Ministerio difundió en varios medios de comunicación que la pirámide de Zoser estaba a punto del colapso debido a una “restauración equivocada”.
En respuesta a las acusaciones, Damaty celebró una conferencia de prensa a mediados de septiembre, durante la cual refutó cualquier colapso estructural o reparación de mala calidad a la estructura. Tres comités de expertos, ingenieros procedentes de Egipto y de la UNESCO fueron designados para hacer informes sobre los trabajos de restauración.
La orden de la fiscalía se encontró con los informes de tres comisiones, incluidos los miembros de la UNESCO y la ingeniería egipcia El Cairo y arqueólogos de la Facultad Azhar, y que estudiaron las obras de restauración. Los informes señalaban que, gracias a dichas obras, la pirámide es más estable, aunque necesita completar todos los trabajos de restauración rápidamente.
La pirámide, lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue construido aproximadamente en el 2.600 aC. para albergar la momia del faraón Zoser, el fundador de la tercera dinastía. Se compone de seis mastabas colocadas sucesivamente una encima de la otra.
Se encuadra en el recinto funerario de Saqqara, alcanzó 60 metros de altura, y 140 m. de largo por 118 m. de ancho en la base, quedando revestida de piedra caliza blanca pulida. Su construcción fue supervisada por el gran Imhotep y está considerada como el primer monumento construido en piedra tallada de la historia de la Humanidad.
La pirámide fue gravemente dañada en un terremoto de 1992, que causó graves daños a las paredes de su cámara funeraria y a los pasajes descendentes que conducen a ella, además del colapso de una gran parte de la cara sur de la pirámide.


"Momias. Testigos del pasado" se amplía hasta enero de 2016 con nuevas piezas

La exposición ‘Momias. Testigos del pasado’ estará en el Parque de las Ciencias hasta el 10 de enero de 2016. El éxito de la exposición, que ya han visitado más de 400.000 personas desde su inauguración el pasado 24 de octubre, ha impulsado su ampliación unos meses más con nuevas incorporaciones. Se trata de elementos de gran valor que permitirán conocer en mayor profundidad el mundo de las momias y todo lo relacionado con el mismo.
Así, se han sumado piezas singulares datadas en la época grecorromana de Egipto, como instrumental quirúrgico y médico utilizado en el proceso de embalsamamiento. Del mismo periodo es la momia de un niño egipcio que va acompañada de un estudio radiológico en el que se descubren algunas de las causas de su muerte así como otra cabeza de momia; se unen otras piezas de gran interés como la cabeza de un guepardo momificado de entre el 672 y el 332 a.C., también localizada en Egipto o un alabastrón del siglo VII a.C. hallado en la Necrópolis Púnica Laurita de Almuñécar.
Los comisarios de la exposición, el director del Laboratorio de Antropología Forense de la UGR, Miguel Botella; la profesora de la UGR, Inmaculada Alemán, y el director del Área de Ciencias y Educación del Parque de las Ciencias, Javier Medina; han explicado tanto las características y singularidades de las nuevas incorporaciones, como el proceso que hay detrás de las escenas que puede ver en directo el visitante. Y es que la exposición de objetos tan delicados conlleva un arduo proceso que han explicado al detalle los comisarios junto a los conservadores de los museos que prestarán sus piezas hasta enero. Además han permitido que los medios de comunicación y el público presente, en ese momento en las sala, observen su trabajo así como el proceso de depósito e instalación de las nuevas piezas. Habitualmente estos trabajos se realizan a puerta cerrada y el público conoce la pieza a partir de su incorporación a la sala. En esta ocasión se ha querido compartir el proceso y crear un espacio transparente que permita interesarse aún más, por cada una de las piezas que se suman a la muestra y acercar a la sociedad la ciencia y la tecnología que hay detrás de un objeto expuesto en una vitrina.

Instrumental para cortar, agujas para coser, pinzas para la extracción de órganos, espátulas, cucharas para realizar mezclas, pomadas, separadores, punzones, bisturís, estiletes, tubos de drenaje y sonda quirúrgica son los instrumentos que se muestran y que fueron utilizados para las prácticas médicas y funerarias, tal y como explican los expertos. Estos proceden del Museo Bíblico y Oriental de León, al igual que la cabeza de guepardo momificado. Este animal era muy apreciado entre la familia real y altos funcionarios egipcios. Internamente se ha conservado parte de su masa ósea y el vendaje exterior posee restos de cartonaje. La cabeza del felino ha sido reconstruida modelando el hocico, pintando los ojos y reconstruyendo las orejas con lino.

Del Museum Hildesheim de Alemania proceden la momia del niño y la cabeza de momia. De la primera se presenta información científica de interés hallada tras la realización de una tomografía. Con esta técnica se han descubierto muchos aspectos como que el cerebro fue extraído a través de la nariz. Aunque el descubrimiento más destacable es que la extremidad superior derecha fue reconstruida con el peroné de un adulto. Como el hueso era demasiado largo se cortó y se extendió con fardos de lino que recreaban las manos. Esto posiblemente se hizo para compensar u ocultar alguna malformación en el esqueleto. También pudo pasar que el hueso original resultara dañado tras un accidente o como consecuencia del ataque de un depredador, como han especificado los expertos.

A diferencia del brazo, el tórax y el abdomen no presentan ninguna anomalía. Los órganos principales se habían extraído y la cavidad torácica y abdominal había sido embalsamada con fardos de lino, entre otras sustancias.

En cuanto a la cabeza de momia, también se han expuesto algunas de las características que se han podido averiguar gracias a la investigación. Al igual que en la momia de niño, en ésta el cerebro fue extraído por la nariz. Después de la extracción vertieron en el cráneo un líquido resinoso, cuyos restos aún se encuentran en la parte posterior de la cavidad craneal. La dentadura está conservada en su totalidad y en ella se pueden distinguir marcas de desgaste, como es habitual en el caso de adultos jóvenes. Algunas características del cráneo señalan que podría ser de sexo femenino, aunque está todavía sin determinar.

Por su parte, el alabastrón forma parte de la colección del Museo Arqueológico y Etnológico de Granada. Datado en el siglo VII a. C., fue hallado en la tumba 20 de la Necrópolis de Laurita (Almuñécar). Se trata de un conjunto de enterramientos pertenecientes a la élite de los primeros colonos de Sexi. El alabastrón contenía en su interior, entre los restos incinerados, un anillo de bronce y un escarabeo de pasta vítrea verde, perforado.


Descubierto un templo de Hatshepsut hasta ahora desconocido

Tallado en la roca, se compone de dos habitaciones cuyas paredes están cubiertas de decoración mal conservados y de inscripciones jeroglíficas - ha sido descubierto por un equipo de arqueólogos que trabaja bajo los auspicios del Centro de Arqueología Mediterránea (CAS) Universidad de Polonia y que están investigando el antiguo templo en Gebelain en el Alto Egipto.
Este lugar era conocido por la comunidad local, pero hasta ahora ningún arqueólogo participó en la investigación. Investigadores anteriores fueron desalentados por el mal estado de la decoración. Sin embargo los resultados de los polacos en este año han sido sorprendentes. 
“Este templo estaba dedicado a dos dioses. No hay duda de que uno de ellos era Hathor. Otra deidad quizás sea Amón-Ra. Por desgracia, su presentación no se conserva y se necesitan más estudios para verificar esta sospecha “, - explica el PAP Daniel Takács, un miembro de la expedición. 
Imágenes de muchas deidades fueron destruidas en la antigüedad. Cuando gobernó Akenatón y promovió la adoración de un solo dios, cuyo símbolo era el disco solar, se destruyó la representación de otros dioses que no tenían aspectos solares. Debido a que Hathor era una diosa asociada con el sol, puede ser el motivo por el cual siga intacta. 
“Lo más llamativo fue la falta de nombres reales en el templo. A los gobernantes del antiguo Egipto les encantaba poner sus nombres en lugares expuestos en las paredes de los templos. 


Estudios detallados de la decoración de la pared, dirigidos por Daniel Takács, arrojaron resultados sensacionales, se conoce que el surgimiento del templo y la primera fase de la decoración fue durante el reinado de la reina, cuyo nombre quisieron borrar de la historia. Fue Hatshepsut (siglo XV aC). 
Ejsmond, jefe de la expedición, señala que Hatshepsut no fue ni la primera ni la última mujer faraón en la historia egipcia. Sin embargo, a esas otras no les han tratado de borrar de la historia. Por lo tanto, los más científicos se preguntan por qué insistieron tanto en eliminar el nombre de Hatshepsut. Los siguientes trabajos realizados en los templos excavados en la roca en Gebelain podrán proporcionar más información sobre su reinado. Los arqueólogos planean eliminar los restos de la planta. Quizás se puedan encontrar otros monumentos de la época del templo.
Una gran variedad de técnicas fotográficas modernas se han realizado en todo el templo y que no sólo permiten tomar fotografías de las antigüedades, sino que después del tratamiento en programas especializados permiten enfatizar las características que ya no son invisibles o muy difíciles de ver a simple vista. De esta manera nos las arreglamos para ver algunos fragmentos de decoración de la pared del santuario, así como para confirmar la existencia de inscripciones pintadas a varios metros sobre el templo. Gracias a los científicos fotogramétricos que hacen mediciones y crean un plano del templo con métodos más rápidos y más precisos que con los métodos tradicionales.


El descubrimiento del templo se hizo como parte de un proyecto más amplio destinado a probar un importante centro de múltiples facetas en el mapa del antiguo Egipto, que era Gebelain. Actualmente, un equipo de arqueólogos se encuentra aprox. 30 kilómetros al sudoeste de Luxor, donde hace más de 5 mil había una capital de uno de los proto-estados que sentaron las bases de la civilización de los faraones. 
La investigación y los estudios sobre el material de campo de este año han sido posibles gracias a las subvenciones concedidas por la Investigación de la Universidad de Varsovia, entre otros estamentos. 


Fotografías: Universidad de Polonia

Caminando con los zapatos de Tut

Algunas personas dicen que nunca tendrán demasiados zapatos. Los zapatos dicen mucho sobre la persona que los usa: su estilo y gusto (o falta de el), así como qué tipo de trabajo que realizan. Lo mismo se aplica a los antiguos egipcios. Sus zapatos dicen mucho sobre cómo vivían.
El Dr. Andre Veldmeijer, egiptólogo holandés es el comisario de la exposición recién inaugurada en el Museo Egipcio de El Cairo sobre los antiguos zapatos egipcios. “Caminando a través del tiempo. Calzado en el Antiguo Egipto”, así se llama esta exposición. Durante la última década este egiptólogo se ha pateado los museos del país árabe, sus almacenes y el inventario de las misiones en busca de babuchas. Ofrece un singular recorrido por las alpargatas que han sobrevivido sin demasiados achaques a milenios de azarosa historia. De papiro, cuero, fibra vegetal u oro. Diversos materiales pero, casi siempre, un mismo tipo de calzado: la sandalia. Cuando los antiguos egipcios se protegían los pies, desde súbditos a faraones, éstas eran la mejor opción para pisar la tierra árida y ardiente que habitaban. “Lo cierto es que la mayoría del calzado se encuentra en un estado muy bueno. Son pocos los que necesitan cura. Aunque están elaborados en materiales orgánicos que se deterioran con rapidez, el clima seco de Egipto los han conservado en perfectas condiciones”, palabras del Dr. Andre Veldmeijer.
La muestra, que incluye unos 40 ejemplares, es una pequeña selección de sus hallazgos. “Comencé hace unos 12 años con la idea de indagar en el calzado. He encontrado mucho más de lo que esperaba porque los objetos también explican el proceso de elaboración y los materiales empleados, que se repetían a pesar de que se fabricaran en lugares diferentes”, apunta el investigador, profesor visitante de la elitista Universidad Americana de El Cairo. “El resultado -agrega- nos acerca al Antiguo Egipto, que a menudo aparece como un mundo distante de momias, templos y tumbas. Sus habitantes eran como nosotros”.


En las vitrinas -dispuestas en una sala donde el orden contrasta con el hacinamiento del resto del museo- triunfa la moda de la chancla. La mayoría es fiel al mismo modelo: todas sujetan el pie con sendas bandas que pasan sobre el empeine y entre los dos primeros dedos. “Se demuestra que compartían con nosotros el gusto por la moda y que le prestaban importancia al cazado que llevaban”, señala la egiptóloga Salima Ikram, que ha ayudado en la investigación de un aspecto de la vida diaria poco conocido hasta ahora. Las suelas que más fascinan a esta experta son los ejemplares hallados en las tumbas reales. “Impresiona ver un mismo modelo de sandalias hecho en papiro y en oro”. Sin duda, la joya de la exposición es uno de los muchos pares que se encontraron en la sepultura de Tutankamon entre su inmenso ajuar: una chancleta de cuero fino que guarda en su delgado esqueleto una representación de los rivales del monarca. “Es un calzado muy interesante. En la planta de la sandalia aparecen pintados los enemigos de Egipto. Así, cuando el faraón caminaba con ellas, iba aplastando a sus rivales”, comenta el ministro de Antigüedades egipcio Mamduh el Damati. “Son objetos -arguye- que tenían un sentido ceremonial e incluso funerario. Se colocaban en la tumba del monarca para que no caminara descalzo tras su resurrección. Por eso es posible hallar ejemplares realizados en oro”. La muestra expone obras maestras de artesanía como un botín de cuero con decoración en color verde, muy deteriorado  y que puede admirarse a partir de una réplica, pertenecía a Tutankamon y nos hace ver lo que llevaba en el palacio. Entre otras cosas, se puede ver los zapatos de cuero rojo completamente cerrados que se encontraron en Luxor (dinastía 21a). El sentido de la artesanía es realmente sorprendente.


Esta valiosa exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 31 de diciembre- ofrece, además, gran información sobre la técnica; su relación con la religión o la muerte; el estatus que concedía cada modelo, desde campesinos a sacerdotes y soberanos, y el modo de caminar o las lesiones de los antiguos egipcios.


Fotografías proporcionadas por el Dr. Andre Veldmeijer


http://www.cairoscene.com/ArtsAndCulture/Walking-in-Tutankhamen-Shoes


Nuevos hallazgos en la antigua Heliópolis

Al noreste de El Cairo, en la zona del barrio de Matariya y del aeropuerto internacional, se esconden los restos de la antigua Iunu, conocida en griego como Heliópolis, una de las ciudades más antiguas e importantes de Egipto, donde vivieron los sacerdotes más eruditos del país. Sus monumentos desaparecieron tras la destrucción de Heliópolis y la posterior expansión de El Cairo. Por este motivo, cualquier hallazgo en la zona se convierte en todo un acontecimiento. La pasada primavera, el equipo arqueológico germano-egipcio que excava en el barrio de Matariya descubrió unos fragmentos de una estatua arrodillada del rey Merenptah, de la dinastía XIX, y unos bloques de basalto de un templo construido por Nectanebo I, el primer faraón de la dinastía XXX, del período tardío de Egipto.

Hace tan solo unos días los arqueólogos han descubierto un nuevo fragmento de la enorme estatua de Merenptah y nuevos bloques del templo de Nectanebo I, según ha informado el Ministerio de Antigüedades de Egipto. Cabe decir que entre los faraones Merenptah y Nectanebo I hay unos 800 años de diferencia. Del templo de Nectanebo I también se han recuperado fragmentos de las columnas y del techo, decorados con formas de estrellas, además de restos del muro de adobe que rodeaba la zona de los templos. Los bloques de basalto contienen inscripciones con los diferentes nomos o territorios de la época y representaciones del dios Hapi sosteniendo ofrendas. Los trabajos arqueológicos continuarán en la zona, según ha comentado Khaled Abul Ela, responsable del sitio arqueológico de Matariya.



Fotos: Ministerio de Antigüedades