Himno a Isis

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domingo, 25 de octubre de 2015

La cruda realidad de la vida en el antiguo Egipto: los trabajadores que robaban algo o flojeaban en el trabajo eran castigados brutalmente con lanzas, según prueban sus esqueletos

-Los arqueólogos han identificado “lesiones por fracturas en forma de ranura” en los huesos de cinco hombres-Las heridas de provocaban con lanzas y pueden corresponder a castigos físicos-En los textos de la época se describe el castigo consistente en “cien latigazos y cinco heridas”-Las heridas que se han descubierto en huesos desenterrados en Amarna responden a dicha descripción
Aunque ya se sabía que en ocasiones la vida en el antiguo Egipto era inhumana, ahora un esqueleto ha mostrado el alcance de la violencia que se infligía a las personas.
Ahora, los expertos creen haber hallado la prueba de dichos castigos físicos en los esqueletos de cinco hombres enterrados en un cementerio de las clases bajas de Amarna.
Al parecer las heridas las provocaron lanzas y produjeron “lesiones por fracturas en forma de ranura” en los omóplatos de los individuos.
En su momento los egiptólogos habían dado con castigos recogidos en textos, tales como el llamado “cien latigazos y cinco heridas”, pero no estaba claro si se trataba de la práctica habitual o de incidentes aislados de barbarie extrema.
No está claro si los cinco hombres eran delincuentes o si recibieron el castigo como sanción administrativa, por ejemplo por no trabajar suficiente.
Las marcas dan entender que en Amarna (la ciudad dedicada al dios Atón que se construyó en bloques de piedra hace 3.300 años) la vida para algunos era muy dura.
Ello se ve corroborado por la circunstancia de que los esqueletos también muestren huellas de malnutrición y de dolencias en las articulaciones.
No obstante, pese a la crueldad del castigo, los investigadores creen que quienes lo recibían estaban en condiciones de volver al trabajo relativamente pronto, punto importante en una ciudad centrada en el trabajo en las canteras y la construcción.
Amarna fue la capital durante un periodo corto, en el reinado de Ajenatón (1352-1336 a.C.), y en ella se construyeron con rapidez gran cantidad de palacios y templos enormes por orden del “rey hereje”, por lo que el trabajo de los obreros era especialmente penoso.
Las personas enterradas en el cementerio de las clases bajas sufrían de dolencias en las articulaciones en un porcentaje alto, lo que indica que con frecuencia transportaban cargas pesadas y quizás participaran en la construcción de las grandes edificaciones.
También muestran signos de haber sufrido escorbuto y otros síntomas de malnutrición.
Las autoras del estudio, que se ha publicado en la Revista Internacional de Paleopatología, repararon en las lesiones de los esqueletos hace menos de diez años.
Comprobaron que muy posiblemente fueran provocadas por una persona situada inmediatamente detrás de las víctimas, por lo que no es probable que sean heridas de guerra.
Según el estudio, dadas su situación y morfología y las modificaciones óseas que las rodean, las lesiones encajan con traumatismos producidos por un instrumento agudo, concretamente mediante el apuñalamiento, así que es muy posible que sean consecuencia de castigos físicos consistentes en «golpes secos», seguidos por «heridas abiertas», los cuales, según se constata en la literatura egipcia, se aplicaban como sanción administrativa o penal en un número elevado de situaciones.
Un cuento egipcio narra cómo un hombre fue castigado de esa manera por robar un buey, y un decreto real también describe su uso contra funcionarios que habían supervisado una obra real que no llegó a buen puerto.
No existe la seguridad de si un castigo tan severo existía fuera de Amarna, pero sí se sabe que en otras regiones del reino delitos como robos importantes o la evasión de impuestos se sancionaban con la amputación de miembros o incluso la muerte.
Gretchen Dabbs, de la Universidad del Sur de Illinois, que es una de las autoras del estudio, ha declarado que en Amarna la vida de los egipcios corrientes estaba llena de adversidades, incluidos trabajos penosos y, con frecuencia, carencias en la dieta, añadiendo que es conocido que la existencia en la ciudad era ardua desde un punto de vista material.
Dabbs espera que las incógnitas se aclaren a medida que otros egiptólogos vayan examinando si los esqueletos recuperados en otras partes de Egipto sufrieron heridas parecidas.


Ya se conocía por un grabado el castigo de los “cien latigazos y cinco heridas”, pero hasta ahora no se sabía si un acto tan brutal era práctica habitual. Ahora, los expertos creen haber hallado la prueba de dichos castigos físicos en los esqueletos de cinco hombres enterrados en un cementerio de trabajadores de Amarna.
Al parecer las heridas las provocaron lanzas y produjeron “lesiones por fracturas en forma de ranura” en los omóplatos de los individuos. En esta imagen, una lesión en el omóplato derecho de un individuo. Los agujeritos señalados por las flechas blancas aparecieron después de la muerte a causa de la descomposición.

Pese a la crueldad del castigo, los investigadores creen que quienes lo recibían estaban en condiciones de volver al trabajo relativamente pronto, punto importante en una ciudad centrada en el trabajo en las canteras y la construcción. En la foto de arriba vemos un texto de la época en el que una ilustración muestra cómo se apalea a una persona.

Las marcas dan entender que en Amarna (la ciudad dedicada al dios Atón que se construyó en bloques de piedra hace 3.300 años) la vida para algunos era muy dura. Primer plano de la sección de un hueso.

Lesión vista con Rayos X


http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-3272664/The-grim-reality-life-ancient-Egypt-Scarred-skeletons-reveal-workers-brutally-lashed-SPEARS-stealing-slacking-work.html

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